Valeriano está desesperado. Alquiló su piso en Loeches y a partir de ahí comenzó su pesadilla. Sus inquilinos dejaron de pagar el alquiler y no solo le deben más de 8.000 euros, sino que además entre ellos se han denunciado.
Alquiló su vivienda a Mohamed, un vecino de toda la vida del pueblo. "Él trabajaba en una empresa de Uber y solamente quería la casa para dormir. De hecho, le dije, espérate que habrá que pintarla, habrá que revisarla. Me dijo, no, no, que yo me hago cargo de todo, y le dije que si le surgía algo que se lo arreglaríamos".
En la firma de contrato se paga el primer mes, se abona la fianza, pero cuando llega el segundo mes "él me dice que no va a pagar. Entra una persona en su casa, esa persona supuestamente le denuncia por violencia de género, le saca de la casa y se queda ella ahí", nos cuenta Valeriano.
"Tengo que mandar a la Policía Local para que la cojan y la identifiquen, me voy al juzgado, la denuncio, van allí y resulta que quedan en echarla en enero de este año y como es por lo civil pues no pueden echarla", añade.
Tras la supuesta salida de Mohamed de la casa, Valeriano intenta hablar con la nueva inquiokupa, pero es ella quién pone las condiciones de la casa. "Valeriano, mi estudio es sencillo, mi único ingreso son unos 670 euros del ingreso mínimo vital y la pensión del niño que son unos 225 euros. Me puedo comprometer a pagarte 350 euros al mes", le escribía vía WhatsApp.
Intentamos hablar con la inquiokupa, pero no somos bien recibidos, ya que ante nuestra presencia decide llamar a la Guardia Civil. A la espera de la llegada de los agentes, una vecina se enfrenta a Valeriano. "Que pague él todo lo que debe de la comunidad en vez de estar grabando a esta pobre mujer".
Minutos más tarde llegan los agentes de la Guardia Civil y, con Mohamed o sin él, dentro de la casa a Valeriano le deben más de 8.000 euros. A su vez, Mohamed nos cuenta que la versión de Valeriano es incierta y que él le firmó en todo momento una cláusula para restringir ese contrato.