Conocemos la situación de Pablo, un joven de 36 años que se vino de La Coruña a Madrid hace tres para trabajar, pero desde hace un año vive en la calle, en la Plaza de la Luna. Su madre le echó de casa por su condición sexual y la pandemia le dejó sin trabajo, cuando estaba facturando 3.000 euros al mes.
"Yo llegué de Coruña a trabajar aquí, fui autónomo toda mi vida. Estuve un año y medio en una habitación en Franco Rodríguez, pero el dueño del piso decidió, con todo el tema del Covid, que no siguiéramos allí y yo me vi sin ahorros, sin trabajo y en la calle".
"Llevo siendo comercial toda la vida, es una cosa que además me ha venido muy bien estando en esta situación. No he pasado hambre, no me cuesta nada entrar en un restaurante, por ejemplo, y pedir un plato de comida. Llevo ya un año en esta situación y nunca he perdido la esperanza".
En este tiempo en la calle, Pablo ha aprendido que nunca debe fiarse de las primeras apariencias porque, normalmente, siempre engañan. Asimismo, declara que hay gente muy joven viviendo en la calle. "Estamos todos entre 30 y 40 años".
"Yo he llegado a cobrar 3.000 euros al mes como autónomo, yo tenía mi piso en Coruña, yo me iba a sacar el carnet de conducir y he llegado de esa situación a tener una habitación en la que casi no cabía y de ahí, aquí".
"No tengo familia. Tengo solo a mi madre que sigue viviendo en Coruña, que me echó de casa por ser homosexual y estoy solo". Ahora Pablo solo tiene algo de ropa, un móvil que le han prestado, ya que el suyo se lo robaron, y duerme al lado de un joven latinoamericano de unos veinte años que llegó hace poco. "Los que vivimos en la calle, es alcohólico, es drogadicto, está sin duchar… hay mucho más detrás de todo eso".