Chechu, torero y ganadero afincado en Madrid, nos abre las puestas de su Finca Olivares en San Sebastián de los Reyes. Un lugar lleno de peculiaridades. "Aquí es que cada animal se busca a sí mismo. Aquí el burro se cree perro, el toro se cree persona".
"Siempre desde pequeño he querido ser torero y cuando ya tuve la oportunidad de empezar un poquito con el ganado sin ninguna pretensión más allá de disfrutar de los animales y disfrutar de mi pasión, que es el torero", nos cuenta Chechu.
Tamariz, es un toro único de tres años y hace vida con Chechu como uno más de la familia. Sin ir más lejos, por las tardes ve la televisión en el comedor. "Esto forma parte de su hábitat. Cuando no le encontramos por el campo, nos le encontramos aquí en el salón de casa y como tenemos normalmente siempre los toros puesto pues es lo que ve".
Chechu nos cuenta que algún que otro susto sí han tenido porque al final se trata de un toro bravo, pero no es lo usual. Al parecer, su madre lo rechazó y fue criado con biberón por él mismo. Ahora, hace vida normal también por la casa.
"Tuve la suerte de que yo estaba pendiente del parto, que hay veces que no lo ves, y vi como en los primeros minutos la madre le rechazaba, le embestía, le tiraba por los aires y no le dejaba mamar. Empecé a criarlo y cuando ya comía le solté con el resto, pero este venía como está haciendo ahora".
De salón a salón. Así se pasea Tamariz por la casa. "Con los pitones abre y se cuela por todos los lados". Peculiaridades que nos deja el mundo animal, que no difiere tanto al que estamos acostumbrados.