Si hay un hecho que marca la historia reciente del pueblo judío, ese es el del Holocausto. El plan del régimen nazi para exterminar a este pueblo dejó millones de víctimas y una diáspora mundial. Por eso no es extraño encontrarse con testimonios de la barbarie en cualquier conversación con israelíes. Quien más quien menos, lo ha sufrido en su propia familia.
Es el caso de Emiline Yakin que nos muestra una fotografía en la que aparecen varios familiares, entre ellos su abuela, superviviente de Auschwitz. Emiline ha decidido escribir su historia.
Otro testimonio es el de Shirley, la mujer del embajador. Su madre fue la única superviviente de una familia de seis hermanos que provenía de Rumanía. Cuando regresaron, encontraron su casa ocupada.
El embajador Kutner recuerda también cómo su madre le hablaba del sufrimiento por los familiares que habían quedado en Polonia tras la invasión y de los que nunca volvieron a tener noticias.
Un fragmento triste de la historia que, sin embargo, afrontan con entereza: “No importa cuánto daño te han hecho, no puedes vivir siempre con rencor”.