La Puglia, esta región del sur de Italia es uno de los secretos mejor guardados del país con 300 kilómetros de costa que son bañadas por el mar Adriático, agua azul turquesa como las del Caribe y pueblos que llenos de historia debido a las numerosas civilizaciones que han pasado por aquí a lo largo de los años como los griegos, los turcos y, también, el imperio español.
Nuestra primera parada de este viaje la hacemos en Taranto, la segunda ciudad más poblada de toda la Puglia después de Bari, su capital, con 200.000 habitantes. Aquí se encuentran las columnas de Poseidón que, según cuenta la leyenda, su hijo, llamado Taras, fundó esta ciudad convirtiéndola en la única colonia espartana del mundo.
Pero la goya de Taranto es el Castillo Aragonés, que está construido bajo la influencia del imperio español creando unas plataformas de madera que permitían la movilidad de los cañones por todo el castillo.
Y paseando por sus calles, encontramos jóvenes vestidos de fiesta realizándose fotos para celebrar sus 18 cumpleaños que en La Puglia se festeja por todo lo alto, invirtiendo la familia una gran cantidad de dinero.
Nuestra siguiente parada la hacemos en Monopoli, un pueblo de una antigüedad de cerca de 1.500 años y que tiene 5.000 habitantes. Aquí se conserva parte de la muralla que servía de protección de esta ciudad coronada por sus cañones que lucen prácticamente intactos.
El Castillo de Carlos V es el lugar más conocido de Monopoli. Fue creado en el siglo XVI que formaba parte del sistema de protección junto con la muralla.
Llama la atención al encontrarnos con la iglesia del purgatorio de Monopoli la cantidad de esqueletos que decoran sus puertas y fachadas ya que este lugar de culto hace una alabanza a la muerte. Y muestra de ellos son los ochos sacerdotes momificados que hay en su interior.
Lecce es conocida como la Florencia del sur de Italia por su estilo Barroco con un estilo único que se caracteriza con el color de la piedra, y en esta ciudad hemos encontrado una historia muy curiosa de un cocinero que compró un inmueble para poner ahí su restaurante, pero que se truncó su sueño cuando descubrió un auténtico museo arqueológico de miles de años de antigüedad.