El Monasterio de San Antonio y San Julián, que está datado en un arco temporal que abarca que va desde finales del siglo XI a finales del siglo XII, es un conjunto de características arquitectónicas excepcionales y es de las más valiosas construcciones del patrimonio medieval madrileño. Situado a 1.200 metros de altitud, rodeado de abundante vegetación, al abrigo de la sierra, y con un destacado aprovechamiento de los recursos naturales a través de su huerta en terrazas y la canalización hidráulica de los manantiales próximos.
La iglesia del monasterio es de la época prerrománica con un cierto aire de estilo mozárabe y visigótico. Su origen data de finales del siglo X y principios del siglo XI. Esta es la única iglesia románica completa que tiene la Comunidad de Madrid. Los misioneros mantienen el uso religioso del convento, pero también cultural, celebrando conciertos y conferencias.
El convento y la red hidráulica que lo rodean pueden llegar a ser dentro de poco tiempo Patrimonio de la Humanidad. La arcada es parte del primitivo claustro. Su infraestructura es de estilo isabelino. Esta infraestructura de conducción de agua ligada a un complejo monástico es única en la Comunidad de Madrid. La canalización del agua del manantial al monasterio está hecha con piedra de granito que los propios monjes conseguían en la zona de La Cabrera.