Los romanos basaron gran parte de su poder en las comunicaciones. De ahí que las calzadas romanas fueran el modelo de camino usado por Roma para la vertebración de su imperio. Una extensa y cuidada red de calzadas que abarcaba todas las provincias que estaban bajo su dominio.
Precisamente por Collado Mediano pasaba la Vía XXIV del mapa de rutas que realizó Antonino por mandato del emperador Vespasiano. Esta calzada comunicaba dos importantes ciudades, Titulcia y Segóbriga, y estuvo en funcionamiento entre los siglos I y IV.
La piedra era la estructura base de la calzada romana. Sobre ella ponían tierra prensada para nivelar el terreno y la cubrían con grandes losas, encima de las cuales se colocaban piedras de menos tamaño para homogenizar. Finalmente, por encima de todo el conjunto, estaba el pavimentum. Una estructura muy bien preparada con la finalidad de durar en el tiempo.
Adscritas a las calzadas estaban las mansio, lugar de descanso. En esta zona estaba la Mansio de Miaccum, una especie de posada en la que descansar, reponerse y pasar la noche. Además de comer, también te podías bañar, aunque hay que tener en cuenta que las mansio no recibían a todo el mundo: solo podían acceder dignatarios, oficiales y gente de nivel, que debían acreditar su posición.
El yacimiento posee un centro de interpretación para ayudar a comprender las ruinas y la vida de los romanos. Aquí podemos conocer, mediante representaciones, cómo se construía una calzada romana y una posada.