El equipo que busca los restos mortales de Pedro Calderón de la Barca dispone de un cofre con la llave que abriría el arca funeraria del dramaturgo, que según la hipótesis de los investigadores están inhumados en la parroquia de Nuestra Señora de los Dolores de Madrid.
En un comunicado, el CEU San Pablo, responsable de la investigación, explica que el arca con la llave es propiedad de la condesa del Asalto, Teresa Morenés y Urquijo, que la ha prestado al equipo científico para su investigación.
"Se trata de una elegante arqueta de madera noble de veintitrés centímetros coronada con la cruz de la Orden de Santiago -a la que perteneció Calderón-, y con unas inscripciones laterales prácticamente ilegibles que aluden al primer traslado de los restos", explican.
Según el profesor del CEU San Pablo y director de la investigación, Pablo Sánchez Garrido, este cofre le fue entregado a la familia Calderón de la Barca durante alguno de los solemnes actos de exhumación y traslado de los restos, "probablemente para el primero de los seis" que hubo, en 1841.
La arqueta está realizada con "los mismos materiales" que la urna funeraria que se está buscando, de madera y bronce, y presenta en un lateral unas inscripciones que se descifrarán usando luz ultravioleta.
"En varias de las exhumaciones de los restos de Calderón estuvo presente un Conde del Asalto, como representante oficial de los descendientes del insigne escritor. La existencia de este cofre con la llave del siglo XIX le constaba al director del proyecto. Sin embargo, el cofre y la llave le habían sido robados a la familia durante la Guerra Civil", explica el CEU San Pablo. Y añaden: "Asimismo, constaba su reclamación por parte de la familia en 1939 al Servicio de Defensa del Patrimonio Histórico. Pero hasta ahora nunca se había dado a conocer su fotografía, ni existía documentación gráfica de la urna, ni de la llave".
Además, según el CEU San Pablo, "ha aparecido un nuevo retrato de Calderón de la Barca", que está "en proceso de identificación y datación". El retrato, que también es propiedad de los descendientes de Calderón de la Barca, fue igualmente robado durante la Guerra Civil y reintegrado a sus propietarios en 1939.
El equipo de investigación comenzó el 17 de diciembre la exploración con un georradar de la parroquia de Nuestra Señora de los Dolores, donde se han detectado "algunos puntos significativos que requerirán la posterior intervención del equipo arqueológico para su apertura y comprobación".
No obstante, la investigación "se ha visto paralizada tanto por el temporal Filomena como por la covid-19, que aplaza el acceso a determinadas zonas de la iglesia comunes, a una residencia de ancianos y a la Congregación de San Pedro, propietaria del inmueble".
Calderón de la Barca perteneció en vida a esta congregación y estuvo fuertemente vinculado a ella, hasta el punto de nombrarla, en su testamento, como heredera universal.
Fue en virtud de esta condición que la Congregación reclamó para sí los restos del escritor a finales del siglo XIX, y así aterrizaron, en 1902, en la capilla luego convertida en parroquia de Nuestra Señora de los Dolores.
En la Guerra Civil desaparecieron, y es ahí donde se abre el paréntesis de incertidumbre que ahora pretenden cerrar los investigadores mediante la tecnología del georradar, (del inglés Ground Penetrating Radar -GPR-), una tecnología no invasiva que permite detectar y localizar restos enterrados mediante señales de radiofrecuencia.