La situación tras las devastadoras inundaciones sigue siendo tensa en el oeste de Alemania, donde se lucha por restablecer los servicios básicos, mientras en el este y sur del país empezaron a remitir las precipitaciones y con ello el riesgo de nuevos desbordamientos.
Las autoridades no reportaron nuevos balances de víctimas mortales en el oeste, que ayer superaban los 160 muertos entre los dos estados más afectados por la catástrofe, Renania Palatinado y Renania del Norte-Westfalia.
Los equipos de protección civil, bomberos y ejército trabajan para asegurar diques y márgenes de los ríos desbordados, especialmente en la cuenca del Ahr, afluente del Rin, el punto crítico de la catástrofe, con 110 muertos.
En vastas zonas sigue cortado el suministro eléctrico y también de agua potable, que debe ser transportada desde otros puntos de la región.
Tampoco se ha logrado normalizar el transporte ferroviario, especialmente en lo que concierne a los trenes regionales. Unas 80 estaciones de ambos "Länder" quedaron anegadas por las aguas.
En Baviera, en el sur, y en Sajonia, en el este, se ha logrado por contra rebajar la tensión, tras la alarma del domingo por el desbordamiento de algunos ríos y los temores a que con ello se produjeran también en esa parte del país corrimientos de tierras como los registrados en el oeste.
Por su parte, en Bélgica este lunes eran ya 36 las personas fallecidas y 163 continúan desaparecidas.