Declara en el juzgado de Paterna la abuela de los niños asesinados en Godella que fue quien denunció ante diferentes instituciones que su hija no estaba en condiciones psicológicas de cuidar a los pequeños. Los informes psiquiátricos sobre la madre coinciden en que padecía un brote psicótico.
"Habían perdido su alma" "Ya no eran mis hijos", María Gombau, la presunta parricida de Godella, confesó varias veces de forma espontánea qe había matado a sus hijos tras su detención. Durante las entrevistas clínicas con los psiquiatras y psicólogos afirmó que le daba mucha pena la muerte de sus hijos, Amiel e Ixchel, pero que Dios le pidió que les matase.
Brote psicótico
Cuatro informe psiquiátricos incluidos en el sumario, coinciden que actuó en medio de un brote psicótico la noche en la que acabó con la vida de los menores.
Si en el juicio se acepta que sufrió un brote psicótico, y que fue lo suficientemente fuerte como para impedir tomar decisiones, "se le aplicaría una exención de responsabilidad penal por alteración psíquica". Esto no significa según los expertos, que quede libre. Lo más probable es que sea internada en un centro psiquiátrico. Si se prueba que ella cometió materialmente el crimen podría estar recluida al menos 20 años, pena máxima por asesinato.
Hoy ha prestado declaración la abuela de los niños. Unas horas antes del doble infanticidio, la mujer denunció en el juzgado de guardia de Valencia que sus nietos corrían «cierto peligro» porque los padres de los menores presentaban «un estado psicológico alterado y delirante» desde hacía tres semanas. Era la enésima voz de alarma que daba Noemí para tratar de evitar que los pequeños sufrieran algún daño. No pudo evitar la tragedia.