El pequeño y su madre fueron empujados a las vías de la estación de tren de Frankfurt, poco antes de que un tren de alta velocidad entrara en la estación. El convoy pasó por encima del niño, la madre logró apartarse. El agresor, de 40 años y origen eritreo, trató de tirar a una tercera persona, después se dio a la fuga. Varios viajeros le persiguieron y retuvieron hasta que llegó la policía.
Las pistas sobre el atacante llevan a los investigadores a Suiza. Allí llegó en 2006 y hasta enero de este año tenía trabajo fijo y era considerado un asilado "modélico", "un ejemplo de éxito", pero desde la semana pasada lo buscaban por atacar y encerrar a su mujer, a sus tres hijos y amenazar a una vecina.
Según la policía de Zúrich, no hay evidencias de radicalización, pero sí constancia de que estuvo en tratamiento psicológico.
La ultraderecha exige frenar la inmigración
La estación de Frankfurt se ha convertido en un altar improvisado, mientras la ultraderecha exige un freno a la entrada de migrantes., Pregunta al gobierno "qué más tiene que pasar", porque hace 10 días, otra mujer de 34 años murió tras ser empujada a un tren por un serbio al que no conocía.
El ministro del Interior se limita a prometer más cámaras y presencia policial.