El sofocante calor que está afectando a gran parte de la Península Ibérica, con temperaturas que superan los 5-10 grados por encima de la media, e incluso los 15 grados en algunas zonas, ha puesto de manifiesto la necesidad de transformar nuestras ciudades en entornos más saludables y sostenibles.
Expertos han alertado de que las ciudades cada vez tienen menos espacios verdes, lo que las convierte en auténticas islas de calor, generando un ambiente poco saludable para sus habitantes. La falta de vegetación, sumada al aumento de la temperatura global, puede provocar un aumento de la mortalidad prematura debido a las olas de calor.
El Instituto de Salud Global ha señalado que el aumento del 30% del espacio urbano ocupado por vegetación reduciría un tercio de los fallecimientos prematuros por calor.
Para lograrlo, es necesario que los ayuntamientos incorporen la naturaleza en nuestras vidas, creando zonas de frescor que incluyan árboles que no provoquen alergias, fuentes con agua, toldos que aporten sombra y edificios con ventilación cruzada.