Polémica por las recomendaciones del Papa Francisco sobre la guerra de Ucrania, al pedir a las partes que tengan el coraje de negociar. El Kremlim ha asegurado esta mañana estar preparado para hacerlo. El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, respondió que es Rusia “quien debe parar para que acabe la guerra".
Las declaraciones del papa Francisco en las que pedía alzar la “bandera blanca” y buscar una salida negociada a la guerra iniciada por la agresión militar rusa han levantado polémica.
El papa Francisco dijo que en la guerra de Ucrania se debería tener "el coraje de la bandera blanca" y "negociar", que es una "palabra valiente", para lograr el final del conflicto, en una entrevista a la Radio Televisión Suiza de la que hoy se publicaron algunos extractos y que será emitida íntegra el próximo 20 de marzo.
"Creo que es más fuerte quien ve la situación, quien piensa en el pueblo, quien tiene el valor de la bandera blanca, de negociar. Y hoy se puede negociar con la ayuda de las potencias internacionales. La palabra negociar es una palabra valiente", dijo el pontífice recogiendo la expresión "bandera blanca" usada previamente por el entrevistador.
"Cuando ves que estás derrotado, que las cosas no van, debes tener el valor de negociar", añadió el pontífice. En el mismo sentido y refiriéndose a la guerra de Gaza, el papa dijo: "Negociar nunca es rendirse".
Tras publicarse la entrevista, la Santa Sede matizó que el papa no habla de rendición sino de negociación, según el portavoz vaticano, Matteo Bruni, citado por los medios italianos. "El papa utiliza el término bandera blanca, y responde tomando la imagen propuesta por el entrevistador, para indicar con ella el cese de las hostilidades, la tregua alcanzada con el valor de la negociación. En otro momento de la entrevista, hablando de otra situación de conflicto, pero refiriéndose a cualquier situación bélica, el papa afirma claramente: 'la negociación nunca es rendición'", dijo.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, respondió en su discurso a la nación del domingo por la noche. “Si los asesinos y torturadores rusos no avanzan hacia Europa es sólo porque les paran ucranianos con armas en la mano bajo la bandera azul y amarilla”, dijo Zelenski en referencia a la enseña nacional ucraniana.
El jefe del Estado ucraniano añadió que “en Ucrania había muchas paredes blancas de casas y de iglesias que ahora están quemadas y destrozadas por los proyectiles rusos”. “Y esto habla de forma muy elocuente sobre quién debe parar para que acabe la guerra”, remachó Zelenski.
La Embajada de Ucrania ante la Santa Sede respondió este domingo al papa que durante la Segunda Guerra Mundial nadie habló "de negociaciones de paz con Hitler".
"¡Es muy importante ser coherentes! Cuando hablamos de la Tercera Guerra Mundial, que tenemos ahora, debemos aprender las lecciones de la Segunda Guerra Mundial", escribió la legación diplomática en sus redes sociales. " ¿Alguien habló entonces seriamente de las negociaciones de paz con Hitler y de la bandera blanca para satisfacerlo? Así que la lección es sólo una: ¡si queremos terminar la guerra, tenemos que hacer todo lo posible para matar al Dragón!", concluye.
Las declaraciones del Papa pidiendo la capitulación de Kiev han provocado indignación en Ucrania, donde el pontífice ha recibido críticas de la sociedad civil y de la jerarquía católica de este país mayoritariamente ortodoxo.
El Consejo de Iglesias y Organizaciones Religiosas de Ucrania, que agrupa a los líderes de todas las confesiones religiosas del país, rechazó en un comunicado. “Declaramos de forma categórica que nadie podrá forzar a nuestro pueblo a rendirse”, se lee en la nota publicada en la página del consejo.
Los líderes religiosos ucranianos concluyen que “rezarán por una victoria sobre el enemigo y una paz justa” y tienden la mano “a toda la gente de buena voluntad que apoya a Ucrania en este tiempo crucial”.
Las palabras del papa pidiendo a Ucrania que alce la “bandera blanca” para poner fin a la guerra han provocado indignación entre los líderes y la opinión pública ucranianos.