Los golpes de calor se han convertido en desagradables protagonistas de los veranos cada vez con temperaturas elevadas más sostenidas.
En entornos laborales como en la construcción los obreros tan expuestos a ambientes extremos han comenzado a utilizar "pulseras" que controlan su temperatura corporal y avisan cuando ésta se incrementa.
Una señal luminosa o un pitido alertaría al trabajador de una situación de riesgo. De esta forma se actúa antes de que aparezcan los síntomas.
Acondicionar el entorno laboral es otra de las medidas necesarias para que los trabajadores puedan enfrentarse a temperaturas extremas. Descansar a la sombra, beber agua , refrescarse en interiores con aire acondicionado son otras de las recomendaciones y ahora llevar la pulsera proporciona otro elemento de seguridad para evitar los golpes de calor.