Una residencia de la localidad madrileña de Colmenar Viejo se ha convertido en el hogar de cincuenta refugiados ucranianos.
Hace más de un año el hospital psiquiátrico del Dombás donde residían fue bombardeado y sus más de cien residentes tuvieron que ser desalojados.
Cincuenta de estos residentes fueron trasladados a una residencia de la localidad madrileña de Colmenar Viejo, donde viven desde entonces.
Aunque afirman que echan de menos a los familiares y amigos que han dejado en Ucrania, se han integrado rápidamente y sin problemas.
Al principio no fue sencillo, ya que se desconocía su historial médico y el nivel de atención que requerían.
Rápidamente se creó un dispositivo especial integrado por psicólogos y psiquiatras, destaca Gregoria Hurtado Sanz, directora de la residencia de Colmenar Viejo.
Actualmente la integración es total y algunos de los residentes se encuentran trabajando en la Comunidad, lo cual les permite enviar dinero a su país .