La investigación para la destitución de Donald Trump como presidente de Estados Unidos tiene su origen en la queja interna de un miembro de los servicios de inteligencia. Un soplón en el interior de la Casa Blanca que recuerda a tiempos pasados.
Las filtraciones del Watergate que acabaron con Nixon tuvieron su origen en una fuente anónima, bautizada como 'Garganta Profunda' por los periodistas que destaparon el escándalo. Más tarde se conoció que fue el vicedirector del FBI, Mark Felt, el que puso a los periodistas tras la pista.
Como si la historia se volviera a repetir, Trump está también contra las cuerdas por el impeachment o amenaza de destitución lanzada por el Partido Demócrata. El motivo, el haber presionado al presidente de Ucrania para que investigara los negocios en ese país del hijo de Joe Biden, posible rival de Trump en las elecciones.
Una de las pocas personas que oyó la conversación entre los dos presidentes es la que ha denunciado su contenido. Son muy pocos los que están al tanto de esas conversaciones.
Los dos presidentes han querido quitar hierro al asunto y al papel del soplón. Pero la historia en Washington puede volver a repetirse.