A sus 84 años, el de Benedicta Sánchez (O Corgo, Lugo 1935) es el más sorprendente de los cuatro nombres que optarán al galardón a la Mejor Actriz Revelación en la ceremonia de los premios Goya que se celebrará este sábado en Málaga, en la que, "pase lo que pase, habrá amargura", asegura.
"Si me lo dan a mí dejarán a otras tres chicas sin él y no me gusta competir, no valgo para eso, yo prefiero colaborar", relata en una entrevista con Efe la protagonista de "O que arde" (Oliver Laxe, 2019), quien también se siente "responsable del trabajo de un director y un equipo que fueron maravillosos durante todo el rodaje".
Benedicta se dedicó durante años a la fotografía, pero su hija la llevó a un casting en Navia de Suarna (Lugo), en el que buscaban a una mujer mayor de 60 años para interpretar a la madre de un pirómano que regresaba a vivir con ella tras salir de prisión.
"Yo sólo quería que mi trabajo fuese un ladrillo más en una construcción que no cayese por mi culpa; cuando empecé a grabar, simpaticé tanto con ellos que por nada del mundo quería fallarles, aunque me enervaban cuando me decían que ‘muy bien’ todo el rato", prosigue.
En ningún momento se imaginó que el filme en el que participaba -y ella misma- fuese a triunfar festival tras festival, haciéndose con el premio del jurado en la sección Un certain regard del Festival de Cannes o con el premio Gaudí a la Mejor Película Europea.
"A estas alturas, con 84 años, la ilusión no entra en mi cabeza, es imposible, no tiene sentido y no tienes esa perspectiva de mirar a lo lejos; sí que me alegro mucho por ellos -el equipo detrás de la película-, por el trato que me dieron y por cómo valoran el arte, igual que yo lo hago", relata.
Su próxima parada ahora es la ceremonia de los Premios Goya, en el que espera un triunfo para el equipo de la película aunque eso suponga "entrar en el mundo de la competición", algo que no agrada a esta lucense, quien admira "locamente" a Martin Luther King, Gandhi o Santa Teresa de Jesús.
A pesar de no amar el mundo de la competición, sí está orgullosa del trabajo que ha hecho con la película y recibe alegremente "el cariño de la gente que la ha disfrutado, que vale más que todos los millones del mundo". "Si una persona está aburrida y le da por ir al cine, se sienta, se distrae, se lo pasa bien, se le va la bronca y al mismo tiempo se distrae. Bendito trabajo", concluye.