El ministro de Consumo, Alberto Garzón, ha abierto la batalla a las cajas de recompensa o "loot boxes" de los videojuegos, un tipo de premio que se obtiene previo pago de pequeñas cantidades de dinero, que regulará para prevenir la ludopatía entre los más jóvenes.
Lo ha anunciado este viernes Garzón en su primera comparecencia ante la comisión correspondiente del Congreso para exponer las líneas generales de su departamento.
Garzón ha explicado que las "loot boxes" son una de las estrategias de fidelización de las empresas de este sector, según las cuales el usuario paga pequeñas cifras de dinero real por un premio, como "un jugador que dispara mejor o mete más canastas" y que es sorteado aleatoriamente.
Eso puede llevar a que "una niña de 15 ó 16 años pida a su padre 10 euros, y otros 10, y otros 10", dando paso a comportamientos "compulsivos" que están preocupando al Ministerio porque abren la vía al juego problemático entre menores sin que sus padres sean conocedores del riesgo de estos elementos nocivos de los videojuegos.
Con la particularidad además de que se están produciendo en un entorno no regulado en nuestro país, al contrario de lo que sucede en otros países europeos.
Para el ministro, el real decreto que regula la publicidad del juego es "un paso de gigante" y la salida de la "ley de la selva" y espera que la nueva temporada deportiva pueda arrancar en septiembre con la publicidad del juego sometida ya a una regulación.
En su comparecencia, Garzón también ha censurado la proliferación de salones de juegos en muchas ciudades, locales sobre los que existe una "duda razonable sobre el control" de la entrada de menores y que incluyen atracciones como bebidas a precio por debajo del mercado. Y aunque ha recordado que es competencia de las comunidades, las convocará el próximo mes para abordar este asunto.
Así, ha hecho un llamamiento a la reflexión sobre el tipo de ciudades que se han construido para dejar a generaciones futuras, donde hay "muchos más salones de apuestas que campitos de fútbol o espacios verdes".
Varios grupos de la oposición le han reprochado que su real decreto se ha quedado corto al no prohibir completamente la publicidad del juego "online", a lo que el ministro ha vuelto a insistir en que haberlo hecho hubiera disparado el juego ilegal.