Segunda jornada del juicio de Dani Alves. La testigo mas esperado ha sido su mujer y el argumento utilizado, la enorme ingesta de alcohol que podría servir como atenuante. Una jornada en la que los Mossos han dejado claro que los videos avalan lo que la víctima contó.
Joana Sanz, esposa del futbolista, y tres amigos con quienes estuvo de fiesta el 30 de diciembre de 2022 han avalado ante el tribunal su versión de que estaba borracho la noche en que una joven lo acusa de violarla, una circunstancia que su defensa esgrime como atenuante. La testigo, que en marzo del año pasado sugirió en Instagram que iba a poner fin a su relación con Alves pero hoy ha recalcado que "legalmente" no se ha divorciado, ha declarado bajo la advertencia del tribunal de que, por su relación de parentesco con el acusado, está excusada de testificar en su contra, pero sigue teniendo la obligación de decir la verdad.
A preguntas de la abogada de Alves, Inés Guardiola, la modelo ha explicado que el 30 de diciembre de 2022 el futbolista pasó el día con sus amigos en un restaurante. Pensó que volvería para cenar con ella, pero lo hizo a las 4 de la madrugada, "muy borracho y oliendo a alcohol".
Sanz ha detallado que cuando el internacional brasileño entró en la habitación "se chocó con una mesita de noche y cayó desplomado en la cama" y que no pudo hablar con él en esos momentos dado su estado.
Al día siguiente, ha añadido, "se levantó supertarde" y le contó que había estado de fiesta con sus amigos en un restaurante, pero soslayó cualquier referencia a las horas que había pasado en la discoteca Sutton.
Otro de los testigos cuya declaración ha tratado de apuntalar la atenuante de embriaguez de Alves ha sido Bruno, un chef brasileño amigo del futbolista que le acompañaba la noche de Sutton y que también fue con su abogada al juzgado cuando fue detenido, hasta el punto de que estaba presente cuando les entregaron los informes policiales que le involucraban en la violación.
El testigo ha explicado ante el tribunal que el día de los hechos estuvo almorzando y cenando con Alves en un restaurante, donde el futbolista fue "el que más bebió" -una botella y media de vino y dos whiskys, en concreto-, tras lo que se fueron de copas a un local antes de dirigirse a Sutton.
Además de apoyar la versión de la defensa de que Alves estaba borracho -con lo que espera beneficiarse de una atenuante por embriaguez-, el cocinero brasileño ha contradicho a las amigas de la víctima que evocaron la actitud "babosa" que el futbolista tuvo con ellas y ha señalado que el acusado estuvo bailando y conversando con las jóvenes con "respeto".
Tampoco apreció, según ha dicho, ninguna actitud extraña ni en Alves ni en la víctima cuando ambos salieron del baño del reservado: afirma que la joven le saludó con la mano antes de irse, con normalidad, y que su amiga incluso le besó las mejillas para decirle adiós.
Los otros dos amigos de Alves que han testificado también han confirmado que el futbolista bebió "bastante" alcohol y que prefirieron que no condujera.
Los Mossos afirman que los vídeos avalan "completamente" la versión de la víctima de Alves
Los Mossos d'Esquadra han confirmado que las imágenes de las cámaras de seguridad de la discoteca Sutton de Barcelona "corroboran completamente" la denuncia de la joven que acusa a Dani Alves de violación, caso por el que la Fiscalía le pide nueve años de prisión.
Una decena de agentes de los Mossos, que han testificado que cuando atendieron a la víctima estaba en "shock", se "derrumbaba" cuando daba detalles de la violación y se resistía a denunciar porque temía que no la creyesen o que se difundiera su identidad, mientras les dejó claro que "no quería dinero, solo justicia".
Una de las agentes que tomo declaración policial a la víctima, a la que vio "muy afectada", ha certificado que su denuncia de lo ocurrido quedó "corroborada completamente" con las imágenes de las cámaras de la discoteca, que registraron los momentos previos y posteriores a que ambos entraran en el baño de un reservado de la discoteca Sutton de Barcelona.
Otra agente de la Unidad Central contras las Agresiones Sexuales (UCAS) de los Mossos ha testificado que en un primer momento intentaron tranquilizar a la víctima antes de su declaración policial, pero que cuando la chica llegó al momento de explicar la agresión sexual "se derrumbó un poco".
Fueron los agentes de los Mossos quienes le comentaron el escenario que se abría si denunciaba o si no lo hacía, ya que el temor de la víctima era que se divulgara su nombre o que no la creyeran, ya que el acusado era una "persona conocida", por lo que se sentía "impotente".
Los agentes que atendieron a la víctima en la discoteca han relatado que la joven estaba en "shock" y que no paraba de llorar, por lo que la tuvieron que calmar, ya que apenas era capaz de articular palabra. A los dos agentes que la atendieron en la discoteca Sutton la víctima les dijo que "no quería dinero, solo justicia".
Además, a uno de los primeros agentes que la atendieron, le confesó que se sentía "culpable" por lo que había pasado con Dani Alves, aunque los Mossos, han explicado, le hicieron entender que la víctima era ella.
Otra de las agentes que ha declarado es la responsable de la UCAS, que fue la que se encargó de coordinar la detención de Alves en el despacho de su abogada en Barcelona, adonde el futbolista viajó desde México, país al que había regresado tras los hechos porque entonces jugaba con los Pumas de la UNAM.
Según ha explicado, se llegó a un acuerdo con la abogada del deportista para evitar una detención en el espacio público, con el fin de proteger la identidad de Dani Alves, puesto que eran conscientes de su relevancia "mediática".
Un relato que ha corroborado uno de los Mossos d'esquadra que practicó la detención del acusado, quien ha explicado que ese tipo de arresto discreto fue decisión de sus "jefes".