Otro de los sectores que se está viendo afectado con los precios disparados del combustible es el de los repartidores, los llamados riders. Dicen que son ellos mismos quienes se encargan de pagar los gastos de echar gasolina y aseguran que, con los precios de ahora mismo, su trabajo se vuelve inviable. Algunos han tenido, incluso, que cambiar la moto por la bici.
Es uno más de los efectos de la elevadísima subida de los precios de los combustibles: la escalada del precio de los combustibles está provocando largas colas en las gasolineras más baratas. Esa fila interminable de coches la hemos podido ver en varias estaciones de servicio de la Comunidad de Madrid y de todo el país. Dependiendo de dónde se llene el depósito la diferencia puede llegar hasta los 22 céntimos por litro en el caso de la gasolina y 25 en el diesel.