Por quinto año consecutivo la Casa de México en Madrid ha organizado un tradicional altar de difuntos. Un sorprendente espectáculo de tradición y color, que conmemora el Día de los Muertos.
Una explosión de colores jalona la entrada de la Casa de México. Una escalera sirve como improvisado altar. Aunque al reparar en cada detalle, nada es improvisado. La huella de México en Madrid rinde este año tributo a Frida Kahlo. Sobre ella se acumulan los cuatro elementos que dignifican la vida: agua, fuego, tierra y viento.
20.000 flores de papel conforman un decorado vital. Hay pan de muerto, calaveras de azúcar, cruces de sal, alimentos y tequila reposado. Todo dispuesto para honrar a los muertos celebrando la vida.
La tradición prehispánica frente a la solemnidad castellana. Dos culturas se observan.
Ya lo dijo Guillermo del Toro: "Nadie ama más la vida que los mexicanos, porque somos muy conscientes de la muerte”.