El Gobierno llevará al Congreso la ampliación del estado de alarma hasta el 26 de abril y lo hace cuando se ha puesto encima de la mesa generalizar el uso de las mascarillas para hacer frente a los contagios del coronavirus. Pero, ¿debemos ponernos mascarillas para hacer frente al coronavirus, si o no ? Una cuestión que está en la calle.
Así lo dejó entrever el responsable del Centro de Coordinación de Emergencias y Alertas Sanitarias, Fernando Simón. Una medida que supone un cambio en las recomendaciones realizadas hasta ahora para hacer frente a los contagios por coronavirus.
Hasta ahora, el uso de mascarillas se recomienda para el personal sanitario y población de riesgo,por afecciones respiratorias o inmunodeprimidas, Entre otras causas, para evitar el desabastecimiento que su uso masivo implicaría, teniendo en cuenta además que no todas las mascarillas protegen de la misma manera.
De hecho, hay varios tipos de mascarillas. La quirúrgica, es la más común y es la que vemos en centros sanitarios, clínicos y hospitales, tiene como objetivo proteger al paciente de una posible contaminación del personal sanitario, y que el aire que expulsamos cuando respiramos, tosemos o estornudamos sea filtrado lo máximo posible para evitar contaminar a las personas que tenemos cerca.
Este tipo de mascarillas, por tanto, no filtra el aire inhalado que respiramos, por lo que no puede considerarse EPI (Equipo de Protección Individual, ya que con su uso se evita, en definitiva, contagiar.
Su uso masivo, por tanto, en el caso de personas con el virus asintomáticas podría evitar la su propagación.
Las mascarillas que sí se consideran EPI si cumple otros requisitos de control y filtran el aire inhalado, evitando que los contaminantes entren en nuestro sistema respiratorio, como lo son las mascarilla autofiltrante FFP (Filtering Face Piece), capaz de filtrar partículas y aerosoles (micro gotitas).