En el barrio de Irala, en Bilbao, una vecina tuvo que abandonar su casa debido a que su madre estaba en un tratamiento de quimioterapia. En ese preciso momento varios okupas se adueñaron de la vivienda. Ya han conseguido echarles aunque el piso ha quedado en unas condiciones lamentables.
Su mayor preocupación es que ya han visto a más gente merodear por el piso. Han arrancado las ventanas, los muebles y la suciedad rebosa por las esquinas. Ahora mismo la vivienda tiene una nueva ocupación.
"Cerraron la puerta con candados y nunca más pudimos acceder al piso", señala la propietaria de inmueble.