La Laguna de Ambroz, en el distrito de San Blas, es la mayor lámina de agua natural de la capital y uno de los rincones, quizás, menos conocidos por los madrileños. Con una gran biodiversidad, acoge por ejemplo, a más de 150 especies de aves. Asociaciones de vecinos, grupos ecologistas y sociedades científicas piden que sea declarada zona protegida.
Son ocho hectáreas de agua en algunos puntos con hasta 25 metros de profundidad. Sus formación se debió al relleno de una mina de sepiolita a cielo abierto, cerrada hace 15 años, por el agua de la lluvia y la del subsuelo rellenaron la mina de sepiolita a cielo abierto cerrada hace 15 años. Un espacio de biodiversidad único existente en la capital.
Ahora, la empresa Tolsa pretende que la mina se vuelva abrir, mientras que grupos ecologistas y vecinos reclaman que se declare espacio protegido.
En la laguna viven aves acuáticas autóctonas y se ha convertido en lugar de paso para las aves migratorias y de caza para rapaces que se alimentan con los conejos del entorno.
Quieren que los madrileños conozcan este rincón situado en el distrito de san Blas-Canillejas.
Proponen limpiar el entorno y restaurarlo para disfrute de los madrileños y visitantes.