Los mercadillos han denunciado la situación crítica en la que se encuentran, y se sienten discriminados respecto a otros sectores como el de la hostelería. Piden que los ayuntamientos les ayuden para cortar calles y poder ampliar su espacio ocupando calles aledañas. De lo contrario, dicen, no podrán retomar la actividad.
Los comerciantes ambulantes creen que el plan establecido para la desescalada de sus negocios pone en serio peligro su supervivencia, ya que supone excluir muchos puestos y elegir entre la gente que vende y la que no. La normativa para que puedan volver a abrir exige que solo lo hagan un 25% de los puestos y que se permita un aforo de 1/3 del público habitual. Esto, dicen, significaría para muchos trabajar solo una semana al mes.
Seria dificultades económicas
En la Comunidad de Madrid, muchos de los vendedores ambulantes afrontan serias dificultades económicas y se quejan de los pocos días que les han dado para organizar la reapertura.
"Muchos agricultores trabajan con nosotros y no han podido sacar su producto", afirma la gerente de la Federación de Comerciantes Ambulantes de esa comunidad, Francisca Romero, que cifra en unos 1.700 los vendedores de alimentos que viven de los mercadillos.
Para hacer frente a la reapertura cuando Madrid entre en la fase 1, creen indispensable que les ayuden ampliando la zona para poder espaciar más los puestos.