¿Era Boris Izaguirre muy ligón? Él mismo confiesa que no era nada ligón por culpa de ser "demasiado amanerado". Y es que esto chocaba mucho con los varones que a él le gustaban: ellos no eran nada amanerados, por lo que les parecía que su amaneramiento era demasiado exagerado.
“Forma parte de mi exageración y, sin mi exageración, yo no hubiera avanzado ni un centímetro”, explica Boris.
Debido a esto, el presentador y escritor “tenía mucho deseo de ligar, pero fracasaba continuamente”.
Sin embargo, todo cambió cuando entró Rubén Nogueria por la puerta de su casa de Santiago de Compostela. Y es que, aunque al principio Rubén se resistió, Boris se dio cuenta en el acto de que él iba a ser el hombre de su vida, “el amor de mi vida”.
“Sentí inmediatamente esa decisión, el amor a primera vista”, se sincera Boris. “Luego observé más cosas, como que tenía vello en los pectorales, que tenía esa mandíbula tan española y, sobre todo, que era blanco con ojos verdes”.
“Entonces pensé: “Cuando regrese a Caracas y mis amigas me vean con un marido europeo, blanco y en euros, van a quedarse muertas””, cuenta entre risas.
Boris no se considera un gran seductor, aunque sí reconoce que tiene un gran “exotismo”: “Soy disléxico, soy latinoamericano, soy un caraqueño pijo que no lo es, soy amanerado… Yo creo mucho en mantener la diferencia y en hacerla crecer”.
Y hablando de diferencias, son muchas las que existen entre Boris y Rubén (aunque eso no ha impedido que florezca el amor). La más llamativa es la de que, mientras que Boris está en el centro del foco mediático, Rubén es muy discreto.
En uno de los primeros encuentros entre ambos, Rubén le dijo que se notaba que él quería ser famoso, y le animaba a que persiguiese ese sueño porque sabía que lo iba a conseguir, pero también le advirtió de una cosa: “A mí no me pongas nunca en la foto”. Algo que no ha hecho y que Boris ha respetado.