La Selección española, con Luis Enrique Martínez al frente y abrazado y dando botes de alegría junto a sus futbolistas, festejó de forma efusiva sobre el césped del estadio de La Cartuja, en Sevilla, su clasificación para el Mundial de Catar 2022 tras ganar por 1-0 a Suecia.
El seleccionador, sus jugadores, todo el cuerpo técnico y los integrantes de la delegación oficial de España se abrazaron nada más que el alemán Felix Brych, que arbitró su último partido internacional antes de su retirada, pitó el final del decisivo encuentro contra los suecos, en el que a España le valía el empate, aunque logró la victoria para brindársela a su afición con un gol de Álvaro Morata a los 84 minutos.
El pitido final dio paso a enormes muestras de alegría entre todos los componentes de la Roja, que, abrazados, botando, cantando y bailando sobre el césped del coliseo sevillano, se unieron a la fiesta que estalló en las gradas entre la ovación y los vítores de los alrededor de 52.000 aficionados presentes en La Cartuja.
Luis Enrique, liberado ya de la presión y con la adrenalina que suponía un histórico triunfo como el logrado ante Suecia -a la que ha mandado a la repesca para el Mundial-, saltó y se abrazó con todos sus jugadores y ayudantes del cuerpo técnico, en una celebración especial, efusiva y emotiva que desató la alegría en el estadio.
Los integrantes del equipo español dieron una vuelta al estadio por el césped para festejar el logro de haber logrado la duodécima clasificación consecutiva de España para un Mundial, en este caso el del próximo año en Catar, entre muestras de alegría, sonrisas y abrazos, multitud de abrazos.