En cada partido que ha disputado la selección de Catar en su Mundial nos ha dejado la misma imagen. Caras serias y aficionados desganados que contrastan con la alegría y la fiesta de otros.
La pasión por el fútbol en Catar parece no existir, pese a contar con una buena liga y buenos jugadores, pero los estadios sólo se llenan al 20%.
Decepción por el resultado o falta de interés, esa es la cuestión.