El modisto indio Manish Arora reunió hoy Oriente y Occidente con una colección Prêt-à-Porter para la próxima temporada invernal, inspirada en el arte urbano y en el "New Look" de los años 50, con la que quiso ante todo clamar y recordar que "la vida es bella".
Lo hizo junto al Sena, donde provocó un verdadero colapso a la entrada y un considerable retraso en el calendario del día hasta que todo los invitados lograron llegar al muelle de la "Cité de la mode et du design" y sentarse de espaldas al río, casi al aire libre, para contemplar el espectáculo.
Que el nuevo director artístico de la firma Paco Rabanne -cuya segunda colección presentará el próximo martes- es cada vez más cotizado en la plaza de París quedó reflejado también al final del evento, por la nube de cámaras que le siguió con esa intensidad especial que sólo puede envolver a los más grandes.
Con la grandeza Arora, la tiranía del negro bajó un eslabón, pues todo en él fueron complejos bordados, estampados y conjuntos, cuando menos tricolores, sobre pantalones pitillo, cazadoras y abrigos tres cuartos, pero sobre todo en faldas y vestidos, cortos o largos, a veces muy voluminosos.
El modisto aseguró a la prensa no haber buscado particular inspiración en la India y, en efecto, sin duda fue así, aunque Oriente viaja inevitablemente con él allá donde va, en todo lo que hace.
Lo refleja, por ejemplo, la tremenda audacia de defender en este lado del planeta el rosa como color favorito (aunque hoy más bien ausente de su podium), pues desde que el martes comenzaron las colecciones para el otoño-invierno 2012-2013 rebosa por todas partes el elegante e infalible negro.
"El color... es lo único en lo que pienso y es tan fácil para mí. Supongo que es porque soy de la India. Es muy agradable para mí", trabajar con él, explicó el modisto.
Envueltas en su rica paleta de tonalidades, muchas veces sobre fondo negro, eso sí, las maniquíes discurrieron hoy ante un gran muro alargado colocado en paralelo al río, sobre el que varios artistas vestidos con capuchas, como buenos "graffiteros", pintaban su oda a la vida, aunque en inglés: "The Live es Beautiful".
Más allá de este elemento ya tradicional del paisaje urbano, Arora ilustró algunas de sus creaciones con obras de Judith Supine, artista de vanguardia de 29 años que ejerce en las calles de Brooklyn (Nueva York).
Con sus mezclas fantásticas de rostros y retratos de corte clásico, flores y elementos variados de colores sobre fondo negro, el modisto adornó blusas, boleros y abrigos, también voluminosas faldas hasta las rodillas, típicamente "New Look", como las lanzadas tras la II Guerra Mundial por Christian Dior, por supuesto completamente renovadas gracias a esta contundente "Nueva Imagen".
"Fue un desfile 'Street Art', sobre el 'graffiti' y la gente dedicada al arte urbano", contó luego a la prensa.
Con este gesto, Arora quiso infundir "algo más de respeto por estos artistas" cuyo arte "se desvanece al poco tiempo" de haber sido creado.
"Quería hacer algo para que la gente tuviera conciencia de ello", resaltó.
Respecto a la conclusión final, escrita por supuesto con letras multicolores, el modisto consideró que sí, en efecto, "las vida es bella todos los días".
"Todo el mundo lo es, para mí lo es. Es muy fácil hacer la vida bella, gracias a la gente con la que trabajo, la gente que viene a ver mis desfiles, vosotros (los periodistas)... Es como lo siento".
Respecto a la clave de su trabajo, con el que hoy llegó a emocionar a una parte del público, Arora consideró que reside en "ser honesto con lo que haces".
"Sólo tengo que sentir una emoción y si la siento puedo trasladarla a la gente". Es así "de básico", no tiene nada de planeado, y entonces, simplemente, "todo el mundo te sigue", añadió.
Consideró, en este punto, que sus colecciones no tienen nada de "trendy", de tendencia, "ni están a la moda, ni son lo que se lleva en la temporada. Son más bien lo que me apetece", manifestó.