El Thyssen confronta por primera vez a Picasso y Lautrec en una exposición

El Museo Thyssen confronta por primera vez en una exposición la relación artística de Henri de Toulouse-Lautrec y Pablo Picasso, dos genios y maestros de la modernidad, y en la que rastrea la pervivencia de la huella del francés durante toda la carrera del pintor español más allá de sus primeros años en París. Más de un centenar de obras de unas sesenta colecciones públicas y privadas de todo el mundo se reúnen en la exposición "Picasso/Lautrec" que se inaugura el próximo martes en el Museo Thyssen-Bornemisza, donde permanecerá abierta hasta el 21 de enero de 2018.

Se trata de la primera exposición monográfica dedicada a la comparación de estos dos grandes maestros ya que, aunque su relación artística ha sido establecida por la literatura y la crítica contemporánea, nunca se había confrontado la obra de ambos en una muestra. La exposición plantea además nuevos puntos de vista de esta relación, pues no se limita al tópico del joven Picasso admirador de Lautrec en Barcelona y sus primeros años en París, sino que ha rastreado la pervivencia de esa huella a lo largo de la dilatada trayectoria del artista español, abarcando también su periodo final, explica el museo en un comunicado.

Comisariada por Francisco Calvo Serraller, catedrático de Historia del Arte de la Universidad Complutense de Madrid, y Paloma Alarcó, jefe de conservación de Pintura Moderna del Thyssen,

"Picasso/Lautrec" está organizada en torno a los temas que interesaron a ambos artistas: los retratos caricaturescos, el mundo nocturno de cafés y teatros, los seres marginales, el espectáculo del circo o el universo erótico de los burdeles.

Henri de Toulouse-Lautrec (Albi, 1864-Château Malromé, Saint-André-du-Bois, 1901) y Pablo Picasso (Málaga, 1881-Mougins, 1973) nunca se conocieron: cuando Picasso visitó París por primera vez, en octubre de 1900, Lautrec ya estaba muy enfermo y moriría prematuramente un año después, pero la forma de percibir la modernidad del francés impactó en el joven pintor.

Ambos fueron genios artísticos desde la infancia, se sintieron atraídos por París en su juventud, rechazaron la enseñanza académica que les impusieron y se inspiraron en los pintores franceses Ingres o Degas o en El Greco. Pero, sobre todo, tanto Lautrec como Picasso pensaban y se expresaban dibujando: lo hicieron compulsivamente toda su vida, tenían una predisposición especial para la línea y la caricatura y, desde muy jóvenes, rellenaron centenares de cuadernos con sus dibujos.

Le exposición se divide en cinco apartados temáticos que enlazan los mundos de ambos artistas: "Bohemios", "Bajos fondos", "Vagabundos", "Ellas" y "Eros recóndito". La primera de ellas une las caricaturas que ambos utilizaron para explorar la personalidad de sus modelos y para sus autorretratos. En "Bajos fondos" se ve cómo Lautrec marcó el camino hacia un nuevo lenguaje con su repertorio de imágenes del ambiente marginal y bohemio como "Mujer en un café" o "Busto de mujer sonriente" , mientras que de Picasso este apartado muestra "El Moulin Rouge" o "La espera (Margot)".

En "Vagabundos" se recoge la obra de Picasso y Toulouse-Lautrec dedicada al circo: "En el circo: amazona de doma clásica", "La reverencia" o "En el circo: entrada a la pista" son algunas obras del francés mientras que Picasso evoluciona hacia una visión más dramática en "La comida frugal" o "Arlequín sentado".

La prostitución -que se aborda en el apartado "Ellas"- fue uno de los asuntos que enlazó más estrechamente a ambos, aunque el punto de vista empático del francés está muy alejado de la mirada erótica de Picasso, indica el museo.

La exposición muestra también pinturas eróticas de Lautrec como "La Grosse Maria, Venus de Montmartre" o "Desnudo de pelirroja agachada", mientras que de Picasso se exhiben desde sus primeros desnudos, como "Jeanne (Mujer tumbada)" o el más pornográfico "Pipo", ambos de 1901, a los últimos, en los que las formas se vuelven excesivas y desfiguradas.