Rascafría: un refugio contra el calor de este fin de semana (te explicamos por qué)
Con una mínima de 11 de grados se convierte en un buen destino cultural, medioambiental y gastronómico
REDACCIÓN
Si ya se acabaron las vacaciones estivales o aún está lejos la posibilidad de disfrutarlas, la localidad de Rascafría puede ser una buena opción para una escapada de un día o de todo un fin de semana.
Estos próximos días tienen además el aliciente de una notoria bajada de las temperaturas en la sierra (11 grados de mínima este sábado en Rascafría) que puede suponer tener que poner algo más de abrigo en la cama, si se decide pernoctar en la villa del Valle del Lozoya. Y ya sabemos lo que significa dormir bien en plena canícula.
El Monasterio de Santa María de El Paular, en Rascafría, es una de las joyas arquitectónicas de la Comunidad de Madrid. El edificio y su entorno natural, la historia de su fundación o los frescos de su claustro ya merecerían por sí solos una información dedicada.
Pero como lo que queremos es situarnos en esta población y desde allí recorrer algunos de su puntos de interés, no podemos centrarnos en este magnífico espacio y dejar de lado otros atractivos que podemos conocer y alcanzar con poco esfuerzo.
Eso sí, se escoja la opción de pasar el día o todo un fin de semana, el monasterio es visita casi obligada. Si el imponente edificio no le dice nada o no quiere conocer las magníficas pinturas de Carducho, tal vez si le interese buscar la 'tortuguera'.
El pequeño recinto en el que los monjes criaban las tortugas que luego se comían por aquello de no pecar al elegir entre carne y pescado. Los cartujos no tenían claro a que parte del reino animal pertenecía el quelonio y así la fe quedaba a salvo.
Otro juego más. Buscar el Molino de Papel de El Paular. Si encuentra los restos, enhorabuena. Habrá dado con un sitio histórico porque allí los padres fundadores de El Paular, catalanes de Scala Dei, fabricaron las hojas en la que se imprimió la obra cumbre del castellano, El Quijote.
No nos vamos lejos del monasterio. De hecho sólo hay que cruzar la carretera que está frente a su aparcamiento. Tras atravesar la calzada de la M-604 encontramos un puente muy antiguo, de piedra. Es el Puente del Perdón y bajo él corre el río Lozoya que también se conoce como río de la Angostura.
Cruce sin miedo. Ahora puede hacerlo. Pero hubo un tiempo en el que cruzarlo podía significar vivir o morir. Los reos de hace siglos eran trasladados hacia su lugar de ajusticiamiento pasando el puente. Al otro lado se decidía si su arrepentimiento era sincero o no. Pocos regresaban, la mayoría seguía camino hacia la Casa de la Horca.
Continuando el paseo, las praderas forman un paisaje solo roto por las cumbres que tenemos delante y detrás. En frente, la Cuerda Larga. Detrás, el macizo de Peñalara con la máxima altura de la región. Incluso en verano las praderas verdean, aunque este 2022 la sequía ha hecho mella en ellas.
Como no va a hacer mucho calor tal vez apetezca dar un paseo fácil para conocer las Cascadas del Purgatorio. Es una senda que entre ida y vuelta nos puede llevar dos horas de caminata sencilla hasta dar con los saltos de agua. Un rincón realmente refrescante en esta parte de la región.
Pero si lo que quiere es darse un chapuzón tiene la posibilidad de hacerlo en las piscinas naturales de Las Presillas, con agua que viene directamente de las altas montañas y a la que no le ha dado tiempo de templarse mucho. Así que, adelante, sumérjase y pierda grados en cuestión de segundos.
Donde comer
A la hora de comer puede elegir entre los restaurantes de la propia Villa de Rascafría, bien conocidos por muchos de los amantes de los platos de caza. Si lo que apetece es seguir en el entorno natural sin renunciar a mesa y mantel se puede dirigir a alguno de los establecimientos de la zona denominada La Isla.
Un espacio a la orilla del Lozoya, con pozas naturales y pequeños remansos que sirven para refrescarse antes o después de la comida. Remontando desde este punto unos 500 metros se llega a la Presa del Pradillo que, en años con más lluvias, crea una auténtica cortina de agua bajo la cual muchos tratan de aguantar el máximo posible. Otros prefieren bañarse en el lago, pero no es una zona controlada de baño.
Ya de vuelta a nuestro punto de salida, el Monasterio de El Paular, podemos completar la visita y paseo acercándonos al Bosque de Finlandia. Para llegar a él hay que volver al Puente del Perdón.
Si venimos desde la M-604 cruzamos el puente y nada más pasarlo, a la izquierda encontramos una puerta metálica y el camino que en menos de 500 metros no sitúa en una masa arbolada más propia del norte de Europa, con un lago, un pequeño embarcadero y una construcción de madera, una sauna finlandesa.