Los adolescentes que empiezan a fumar a una edad temprana, ya sea tabaco tradicional o cigarrillos electrónicos, tienen el doble de probabilidad de desarrollar adicción grave al tabaco en el futuro, según los últimos estudios publicados por centros de investigación de Reino Unido y Estados Unidos (Millennium Cohort Study y Population Assessment of Tobacco and Health Study).
Confirman que pasarse al 'vaper' o fumar cigarrillos electrónicos no es una alternativa que aleje a los jóvenes del tabaco y de una posible adicción a la nicotina. En cambio, pueden derivar en patrones de adicción en los años en los que el cerebro todavía se está desarrollando.
Los famosos 'vapeadores' "añaden compuestos como glicerina que nunca se han usado en vía respiratoria y preocupa bastante. Los jóvenes que consumen cigarrillo electrónico experimentan efectos adversos en la salud a corto plazo y ya empezamos a verlo en los hospitales".
Según Karen Ramíez, doctora del Departamento de Prevención y Promoción de la Salud de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), debemos "recordar a los jóvenes que los efectos del tabaco comienzan en los primeros años de vida, como una disminución de la capacidad física y pulmonar".
"El contacto con la nicotina en jóvenes afecta al desarrollo del cerebro, que dura hasta los 25 años, y el tabaco retrasa el buen funcionamiento de nuestras capacidades cognitivas y emocionales, especialmente relacionadas con adicciones", explica.
Fumar y vapear en la adolescencia puede conllevar mayor riesgo de caer en tabaquismo, señala la doctora. "Lo que se inhala no es vapor, se llama 'vaper' engañando al consumidor para que crea que es vapor de agua, pero son partículas que pueden llegar hasta las partes mas pequeñas de los pulmones y el líquido puede contener metales pesados que se acumulan a nivel pulmonar".