Un reciente estudio publicado en la revista Lancet incide en la idea de que la mascarilla es necesaria para frenar los contagios y evitar hospitalizaciones y muertes por Covid. En concreto se apunta que mantener la mascarilla al menos dos semanas después de alcanzar un porcentaje de población vacunada en torno al 70% es muy beneficioso desde un punto de vista sanitario, pero también económico, pues elimina muchos de los gastos de atención a los pacientes.
Ahorrar costes
Mantener el uso de mascarillas en espacios públicos cerrados hasta alcanzar los objetivos de vacunación de la población -con una cobertura mínima del 70%-, e incluso entre dos y diez semanas después, es rentable y podría ahorrar costes, además de reducir las hospitalizaciones y las muertes por covid.
Cuanto menor sea el nivel de cobertura de vacunación de la población, mayores serán los beneficios económicos y sanitarios de mantener el uso de la mascarilla, según un estudio basado en simulaciones de propagación de la covid-19 en Estados Unidos y publicado en la revista The Lancet Public Health.
Los autores desarrollaron un modelo computacional que representaba la propagación y el impacto de la covid-19 entre los más de 327 millones de personas de los Estados Unidos y simularon el uso de mantener el uso de mascarillas antes y después de alcanzar diferentes niveles de cobertura de vacunación en una amplia variedad de circunstancias.
En todos los escenarios simulados, fue rentable mantener el uso de la mascarilla durante entre dos y diez semanas después de alcanzar los objetivos de vacunación de la población.
Solo con la vacuna no vale
Solo con la vacuna no vale, advierten las conclusiones del estudio. Entre los aspectos que hay que considerar están la aparición de nuevas variantes y la pérdida de efectividad de las vacunas. Víctor Jiménez, catedrático de Microbiología recuerda que el gran objetivo debería ser vacunar a la mayor parte de población mundial.
Hoy en día, aclara el experto, el contagio derivado de tocar superficies contaminadas es muy poco frecuente. La principal vía de transmisión del coronavirus continúa siendo la inhalación de aerosoles procedentes de personas contagiadas. Por tanto, el debate de mantener sí o no la mascarilla en interiores sigue estando sobre la mesa.