Luka Jovic vino de Alemania con inmejorables credenciales. Tenía las tres B: bueno, bonito y blanco desde la cuna, faltaría más.
Pero sobre el césped no ha podido demostrar casi nada.Muy pocos minutos, apenas dos goles y otras tantas asistencias, muy poco que justifique la confianza de su técnico, Zinedine Zidane.
Ha evidenciado pocos goles y mucha capacidad para meterse en líos. Apenas iniciado el confinamiento, se lo saltó a la torera para asistir al cumpleaños de su novia, nada menos que en Belgrado.
Y cuando aún no se había disipado el escándalo, otro extraño suceso, sufrió una fractura en el pie derecho -según el club, mientras se entrenaba en solitario. Según sus allegados, al caerse desde una terraza de su domicilio en Serbia.
Antes de la crisis del coronavirus, Zidane pedía paciencia con Jovic: va necesitar mucha, porque ha llegado un tercer conflicto. Este fin de semana publicaba esta foto en sus redes sociales: sin mascarilla y rodeado de amigos haciendo una barbacoa. Para algunos, incumpliendo el protocolo de la Liga. No así para su presidente, que no veía nada punible.
Pues eso, que aprenda; pero que lo haga rápido porque en el Real Madrid no se espera a nadie. Lo demostró en una plaza menos exigente. En el Eintracht anotó 27 goles y 7 asistencias.