Mientras los jugadores de Gimnasia y Esgrima protestan aireadamente, el árbitro se alerta. Algo pasa al otro lado del campo. Un argentino intenta contener a uno de los suyos, pero logra escaparse, y se dirige corriendo a por uno de los contrarios
En lo que les separan, insulta de forma racista a uno de los futbolistas peruanos. Y se desata una batalla campal en el terreno de juego bajo la atenta mirada de los aficionados.
Una imagen lamentable. Se suceden las patadas voladoras, el portero del Universitario de Lima arrolla a un contrincante. más patadas voladoras, e incluso lo que podría ser una llave de judo.
Con la locura desatada, los de seguridad, algunos con muy poco entusiasmo, y con un despliegue policial insuficiente, intentan separarles. Y cuando lo consiguen. Todavía no hay sanción de la Conmebol.