En la Liga de Campeones, en su competición favorita, el Real Madrid obtuvo bálsamo y alegría. También para Bale, en racha en esta competición ha marcado en los cinco últimos partidos. Después Lucas Vázquez se encargó del segundo. Este Real de Madrid de Champions.
El compromiso con una competición que la plantilla sabe especial, la implicación de Gareth Bale, la aportación de Marcos Llorente, la ausencia de Isco y la seguridad en la portería de Thibaut Courtois fueron las claves del triunfo del Real Madrid en el Olímpico de Roma (0-2).
Compromiso en una competición especial
La frase del capitán Sergio Ramos tras la imagen de Ipurua reflejó una realidad. Sin intensidad, el Real Madrid se convierte en un equipo vulgar. En la Champions los jugadores se transforman, muestran una identidad diferente, aumenta la implicación defensiva y el compromiso.
Con motivación corrieron todos, sufrieron juntos en los pocos momentos del primer acto en los que les costó generar fútbol ofensivo y que por un par de errores defensivos aparecieron oportunidades para el Roma.
Supieron trabajar un partido que sentenciaron dos zarpazos para acabar disfrutando al contragolpe desperdiciando incluso la oportunidad de firmar un triunfo mayor a domicilio.
Bale tira del carro
En la irregularidad en la que está inmerso el galés, regresó a su demarcación natural, la banda izquierda, y fue decisivo. Solari quiso resaltar su implicación, la actitud para intentar siempre dar la cara y el paso adelante que el madridismo le demanda en liderazgo.
Bale participó en los dos goles, firmando el primero atento al error del rival y definiendo con calidad y cabalgando en el segundo para conectar con sus compañeros de ataque. Incluso pudo firmar algún gol más con espacios.
Es cuando disfruta con su estilo de juego y explota su velocidad. Ahora le falta darle continuidad en Liga donde sufre un profundo bajón que ha acusado el Real Madrid.