Eden Hazard, tranquilo, sonriente, seguido de cerca por un entrenador, Maurizio Sarri, que se deshace en halagos hacia él.
La estrella del Chelsea afronta su último partido de la temporada, su último baile con el club londinense. Será en la final de la Europa League contra el Arsenal, el colofón a una temporada brillante en la que el belga ha logrado ser el mejor jugador de la Premier League, tanto para los futbolistas como para la afición.
Méritos no le faltan. 15 goles esta temporada. Calidad de sobra, la de este jugador, con la que hasta ha llegado a bromear Sarri: "Tiene que tratar de convertirse en el mejor de Europa. Hazard es un placer durante el partido, a veces durante la semana es un problema. Él es muy talentoso y se aburre en los entrenamientos porque todo es fácil".
Además de llegada y gol, el principal potencial de este jugador está en su habilidad. Hazard crea sobre el campo. Dibuja jugadas de la nada con ese mimo, ese cariño hacia el balón. Un jugador hábil, rápido, con ritmo y con la capacidad de dar un giro a cualquier partido.
En definitiva, ese profesional deseado hasta por el mismo Florentino Pérez: "Tengo mucho interés que venga al Real Madrid y la esperanza de que sea este año". Y lo hará en su mejor momento como futbolista, como máximo asistente de la liga inglesa, como un pilar determinante para su actual club, como un auténtico genio con el balón, seguro y desequilibrante para jugar por el centro, también por las bandas.
Calidad, talento y versatilidad. El bailarín perfecto para el nuevo espectáculo del Real Madrid.