Desmontando Madrid nos descubre la historia y el origen de las posadas de Madrid
Foto: Redacción |Vídeo: Telemadrid
Las primeras posadas empezaron a aparecer en Madrid cuando se convirtió en ‘Villa y Corte’ en tiempos de Felipe II. En ese momento la ciudad se convirtió en un bullicioso lugar de acogida que recibía a todo tipo de público, como agricultores y artesanos que venían a vender sus productos y ganarse la vida.
Muchas de estas posadas se construyeron en lo que ahora es la calle de la Cava Baja. Pero… ¿Qué era la cava? “Aquí estaba la muralla y estaba cavado el foso”, nos explica el escritor y guionista David Botello.
“Este foso era tan peligroso, porque estaba lleno de malhechores, que en tiempos de Felipe III decidieron taparlo. Al taparlo la gente empezó a construir aquí sus casas, junto a la muralla. Cuando esto se convierte en uno de los grandes centros neurálgicos de la ciudad, la gente necesita alojamiento”.
Así fue como surgieron ahora emblemáticos establecimientos como La Posada de la Villa, La Posada del León de Oro, La Posada del Dragón y La Posada de San Pedro (actual Casa Lucio).
En estas posadas todo el mundo era bienvenido siempre y cuando cumpliesen cuatro requisitos:
Que no viniesen borrachos.
Que no llegasen más tarde de las once de la noche.
Que, si venían en pareja, tuvieran los papeles, “lo que sería el libro de familia de la época”.
Que viniesen limpios.
Precisamente esta última norma es la que podría dar nombre al popular barrio madrileño de Lavapiés, que se encuentra muy cerca de la zona de la Cava Baja. “Se llama Lavapiés porque los viajeros tenían que lavarse los pies antes de poder entrar en las posadas”, cuenta David.
Y es que la limpieza era fundamental. De hecho, había un tipo de alojamiento que se llamaba ‘media y con limpio’: tenías que compartir la cama (media cama) con un tipo que estuviese limpio (que se hubiese lavado los pies y no tuviese piojos).