Uno de los animales más tranquilos son los burros. Por ello, estos son ideales para practicar yoga, una disciplina que requiere de concentración y paz.
Los burros deben estar en un entorno natural, por lo que la suma de estos dos elementos hace que los participantes de estas clases de yoga estén presentes en ‘el aquí y ahora’.
Estos animales aportan seguridad y equilibrio, y debido a su forma redondeada son perfectos para algunas posturas.
Su temperatura y la respiración lenta aporta grandes beneficios a quienes participan en estas clases.