Juan Carlos Revilla sale todos los días de su trabajo en un laboratorio farmacéutico para encaminarse directamente a pastorear sus ovejas. Su vida es un auténtico equilibrio entre el campo y la ciudad.
Ha sido así desde que con 19 años heredó unas ovejas de su abuelo, que le inculco su amor y respeto por el campo. Ahora tiene un rebaño de ojaladas y churras.
La raza ojalada es originaria de Castilla y León y se caracteriza por ser muy robusta y fértil. Se encuentra en peligro de extinción.