Los secretos que esconde la historia de Juana la Beltraneja

  • La heredera de Castilla que no reinó

Juana de Castilla, conocida como ‘la Beltraneja’, era hija de Enrique IV, rey de Castilla, y de Juana de Portugal. A su padre, los rumores de la Corte le atribuyeron ‘el impotente’, por lo que al nacer Juana se creyó que era fruto de una relación adúltera de la reina con Beltrán de la Cueva.

Estos chismes cambiaron la Historia para siempre e hicieron que a la muerte de Enrique IV los partidarios de Isabel la Católica y los de Juana se enfrentaran en la Guerra de Sucesión Castellana, que tuvo una dimensión internacional con la intervención de Francia y Portugal.

Dicho conflicto concluyó con la firma del Tratado de Alcáçova, que reconocía a Isabel y Fernando como los Reyes de Castilla y, como consecuencia, Juana fue obligada a renunciar a sus derechos al trono y residir en Portugal hasta el día de su muerte.

Posteriormente, el médico Gregorio Marañón realizó un análisis de las patologías de Enrique IV. En su diagnóstico realizó una detallada descripción de la tumba y de los restos mortales.

Además, en su informe incluía diversas anomalías en su conducta, aunque esto no le hacía incapaz para la procreación, por lo que no se puede descartar que Juana fuera su hija.

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