Durante el Combate del Callao entre peruanos y españoles en 1866 se produjo la épica gesta del barco Almansa. El fuego cruzado estaba en su mejor momento cuando cayó en la Almansa una granada que provocó un fuego que se acercaba peligrosamente a la Santa Bárbara, la zona donde se guarda la pólvora. Si el fuego llegaba a los explosivos, ¡qué Santa Bárbara les pille confesados! Alguien sugirió que lo mejor era inundar esa zona. Se quedarían sin munición, pero al menos no se convertirían en las fallas de Valencia.
El comandante Victoriano Sánchez Barcáiztegui, dijo “Hoy no es día de mojar la pólvora”. La fragata se retiró por un momento de la línea de fuego y todos se pusieron manos a la obra, a sofocar el incendio. Con mucho cuidadito de no mojar la pólvora, por supuesto. Poco tiempo después, el fuego estaba apagado y la fragata, lista para seguir luchando. ¡Una hazaña de superhéroes!