Esta señorita tan elegante y tan bien ataviada es la archiconocida Dama de Elche, una de las obras cumbres del arte íbero, envuelta en mil misterios. Fue descubierta de casualidad por unos agricultores mientras araban el campo. La Dama estuvo de vacaciones por Francia hasta 1941, cuando volvió a casa, al Prado concretamente. Años más tarde se unió a la colección de Damas del Museo Arqueológico.
Uno de sus visitantes más ilustres (es un decir) fue Heinrich Himmler, el brazo derecho de Hitler. Eso sí, nadie se atrevió a decirle que aquella escultura no era la verdadera Dama de Elche, sino una réplica.
Himmler vino de visita a Madrid en 1940 y la escultura no llegó al Museo Arqueológico hasta 1971. Pero, cualquiera le decía nada... ¡Ese tío tenía un pronto malísimo!