Hay una sala completa dedicada a la batalla de Trafalgar, una de las mayores batallas navales de toda la Historia. Ocurrió en el estrecho de Gibraltar, frente al cabo de Trafalgar, a principios del siglo XIX y el actor Emilio Gavira nos la cuenta.
A un lado, los españoles, haciendo pandillita con Napoleón, pero sin saber qué pintábamos allí, bajo las órdenes del almirante Villeneuve. Al otro, la armada inglesa, capitaneadas por el almirante Nelson, un tipo muy listo.
Villeneuve era muy torpe. Napoleón le había ordenado que fuera a Nápoles para arrastrar hacia allí a la flota inglesa, y que le dejaran la vía libre para conquistar Inglaterra. Pero Villeneuve se pasó las órdenes por el arco de triunfo, oh là là, y se plantó en Cádiz para enfrentarse con las tropas de Nelson. La batalla estaba servida.
Como era costumbre, la flota franco-española estaba ahí, en línea, esperando a que la flota inglesa se pusiese en frente y poder liarse a cañonazos. De repente, apareció la flota británica, avanzando en dos columnas paralelas en modo kamikaze. Este “toque Nelson” partió en tres partes la línea enemiga, provocó el desbarajuste y rodeó a un montón de barcos franco-españoles. Bueno, más españoles que francos.
Y ya sabemos el final: los ingleses nos dieron pal’pelo y se convirtieron en los reyes de los mares, la flota española sufrió el mayor desastre naval de nuestra historia, y Napoleón se quedó con las ganas de invadir Inglaterra.