En la calle Almagro estuvo a principios del siglo XX, el Centro de Estudios Históricos, una poderosa factoría de trabajos científicos. Uno de los nombres que siempre estaba asociado al centro fue el de Ramón Menéndez Pidal. En lugar de jugar a polis y cacos, o indios y vaqueros, Pidal jugaba de niño a ¡liberales y carlistas!
Don Ramón se casó con una joven feminista, cosa que entonces no eran tan fácil de ser como hoy, y en lugar de irse a las Bahamas se fueron de luna de miel por los pueblos de Castilla donde Ramón descubrió las tradiciones orales castellanas Le sobraba sentido del humor. En una conferencia pronunció “shakespeare" en vez de “shekspir". Y los jóvenes que le escuchaban se rieron de él. “Muy bien”, dijo, y viendo la catadura de su público, siguió dando la conferencia en un perfecto inglés hasta el final. Un hacha, Don Ramón.