La actriz María Pedroviejo nos habla de un lugar que parece maldito: la iglesia de Santa Cruz. Se levanta sobre el antiguo convento de Santo Tomás, que hubo que derribar porque, según se cuenta, estaba maldito. ¡Empezamos bien!
Apenas terminada la restauración la cúpula de la iglesia cayó matando a ochenta personas. Treinta años después volvió a quemarse el lugar. Ya en el XIX hubo una revuelta popular. Se asesinó a varios religiosos. Venga, seguimos...
Unos años más tarde, va la iglesia del convento y se les quema. Las llamas se veían desde todo Madrid. Para colmo, el fuego pilló a un grupo de frailes que estaban rezando. Los pobres sufrieron los rigores del infierno antes de subir al cielo por la vía directa.
Se decidió que había llegado el momento de derribar el convento. Durante la demolición, una bóveda cayó sepultando a cuatro obreros. Hace años que la maldición se acabó. ¿O simplemente está ahí esperando agazapada?