La pandemia del coronavirus ha disparado la mortalidad en España y, por tanto, el número de herencias que tramitar. Sin embargo, recibir una herencia de un familiar o un ser querido no siempre es una buena noticia para el heredero.
Estos últimos meses las personas se han endeudado y ha disminuido su poder adquisitivo, pero no por ello se han eximido la mayor parte de los impuestos, como el de sucesiones o plusvalías que todavía siguen vigentes.
Los notarios y abogados están percibiendo un gran cambio en las consultas que están recibiendo y señalan un importante aumento de renuncias en las herencias, debido a la rapidez con la que se están tramitando.
Miedo a una herencia envenenada
Muchas de estas herencias son las que se conocen como herencias envenenadas, que son aquellas herencias que vienen con deudas o con obligaciones de impuestos que el nuevo titular de la herencia no se puede permitir y muchos menos ahora que las personas se ven sin trabajo o en un expediente de regulación temporal de empleo.
En otras ocasiones que no existen deudas, la renuncia se comete porque la herencia supone un aumento patrimonial y con ello también la presión fiscal. Hay que tener en cuenta los gastos comunes asociados: abogados, notarios y gastos de administración.