Hace poco más de un mes, la carretera de acceso al puerto de Navacerrada se colapsaba por la avalancha de madrileños que se desplazaba hasta allí para pasar el día en la sierra y disfrutar de la nieve y del aire libre.
Los vecinos piden que nadie vaya a Navacerrada ante el aumento de contagios: “Por tu salud y la de todos, ¡No vengas a Navacerrada!”, es el mensaje que envían a través las redes sociales.
Desde el pasado 25 enero, este pueblo de 3.000 habitantes permanece cerrado perimetralmente porque la incidencia de la Covid-19 esta disparada con 1.917 casos por cada 100.000 habitantes.
Para Juan Carlos, un vecino de este municipio, era algo que se veía venir: “El pueblo ha pasado de estar completamente lleno de gente a estar vacío, con establecimientos y locales cerrados”, señala.
Navacerrada es un pueblo pequeño, que poco a poco va creciendo y que vive de todas las visitas que recibe cada fin de semana de los habitantes de la capital y otras localidades, aunque en los últimos meses, y a causa de la pandemia, ha conseguido superar por primera vez los 3.000 habitantes.
Con el pueblo cerrado, la mayoría de los restaurantes han optado por echar el cierre. Los pocos que están abiertos apenas tienen reservas para comer y clientes dentro: “Vivimos el día a día, pero esperamos que la situación mejore”, cuenta la dueña de uno de los pocos bares que no han bajado la persiana.