Noviembre de 1975, justo dos semanas antes de la muerte de Franco, un momento clave en la carrera y en la vida de Camilo Sesto. Esa noche se subía el telón del Teatro Alcalá en Madrid para el estreno de Jesucristo Superstar.
El musical llegaba precedido de polémica y se le había tachado de escandaloso y de irrespetuoso, casi de blasfemo. Pero la tensión dio paso a un éxito espectacular sin precedentes. Un éxito, según los entendidos, muy merecido.
El propio Camilo Sesto siempre se mostró muy orgulloso del resultado del musical y, llegó a decir en una entrevista, años más tarde, que, “cuando canto esa (Getsemaní), no sé en qué sitio estoy”.
“Fue un antes y un después para el musical en España, porque no se había traído antes ni se había producido” nada igual, comenta Susana de las Heras, corista del artista y hermana de Rocío Dúrcal.
Eduardo Guervós, mánager y amigo de Camilo, nos cuenta que fue Camilo el encargado de producir el musical. “Compró los derechos y lo pagó todo él. No tuvo subvención de nadie”.
Cuatro meses fueron suficientes para convertir Jesucristo Superstar en el gran musical español de todos los tiempos. Y muestra de ello son los 216 millones de discos vendidos desde su estreno hasta 2020.
Tras cada actuación, los espectadores se pasaban minutos y minutos aplaudiendo. Un éxito sin precedentes desde el principio. “La gente aplaudía, lloraba, se alegraba… Estaba hecho con unos efectos preciosos”, recuerda el padre Ángel, presidente de Mensajeros de la Paz.
Una espectacular puesta en escena que dirigió Jaime Azpilicueta. “Camilo no se quejó nunca. Lo que sintió es que aquello que estaba haciendo tenía que hacerlo y tenía que hacerlo con la máxima verdad. Y lo consiguió perfectamente”.
Muchos vieron, y sobre todo en aquella época, este musical sobre la vida de Jesucristo como un sacrilegio. De hecho, incluso hubo avisos de bomba y tuvieron que desalojar el teatro entero. Pero, a pesar de todas estas dificultades, Camilo Sesto fue admirado hasta el final de su carrera por su papel de Jesús en el teatro.