Gonzalo Caballero nos narra cómo se sintió en sus primeras noches en el hospital, cuando pensaba que iba a ser imposible recuperar al torero y que no habría vuelta atrás después de aquella fatídica tarde. Preso de las sensaciones negativas, cuando llegó el momento en que, por fin, pudo hablar con su madre después de pasar la noche prácticamente en vela, quiso romper el hielo con algo que ella no se esperase, de ese modo, el torero comenzó la conversación pidiéndole una lasaña.
Su madre, Chiqui del Hoyo, nos cuenta cómo fue esa llamada a primera hora de la mañana y cómo se emocionó al oír la voz de su hijo después del brutal percance. Ya en el hospital, Chiqui y su familia hablaron con Gonzalo y le brindaron la fuerza, el coraje y el apoyo necesario para revertir la situación anímica en la que se encontraba el torero.
Después de dejarse aconsejar por su familia, el torero volvió a pasar la noche en vela, esta vez pensando en todos los mensajes de ánimo que había recibido, en lo que iba a trabajar para recuperarse, prueba de ello es su visita al fisioterapeuta, y en cómo iba a ser el día soñado de su reaparición.